Patricia se levanta todos los días muy temprano para plancharle la ropa y prepararle el desayuno a su marido. Un día a Patricia se le rompió el despertador y se quedó dormida. Cuando se despertó llamó a su marido muy nerviosa.
- ¡Mario, Mario! Levántate rápido que mira que hora es.
- ¿Qué? Pero me habrás preparado la ropa y el desayuno, ¿no?
- No, perdona es que se le ha estropeado la alarma al despertador.
- ¡ Y a qué esperas!
- Ya voy.
Por más prisa que se dió Patricia, no le dió tiempo a prepararlo todo, Mario llegó tarde al trabajo y lo despidieron.
- ¡Por tu culpa!
- Yo no quería, es que no me dió tiempo.
- ¿Qué no te dió tiempo? Será que eres una vaga, venga, ya puedes ir a buscarme un trabajo, que encima que vivimos de mi sueldo... todas las mujeres son iguales.
- ¿Pero qué dices? Si yo me tiro todo el día trabajando: preparando la comida, limpiando, comprando... ¿ Y tú qué! Nada más que 5 horas trabajando, montado en una excabadora, ¡5 horas sentado!
A las pocas semanas Patricia se hartó de su vida y se separaron, ahora vive muy feliz en una residencia con el apoyo de muchas mujeres que han vivido como ella.
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